El mes de Noviembre
marca la fecha de las elecciones presidenciales de los Estados Unidos de
Norteamérica, y a medida que esta fecha se aproxima se agudizan las estrategias
electorales de ambos partidos. Planes y programas de gobierno son presentados
por los comandos de campaña Republicano y Demócrata para tratar de convencer a
los electores de cual es la mejor alternativa para superar la peor crisis
económica enfrentada por ese país en décadas.
Dada la
coyuntura actual, la economía se ha convertido en centro de debate y en medio
de esta discusión, el tema energético no deja de ser un elemento fundamental a
resolver debido a la alta dependencia de este país a la energía
y en especial al petróleo. Sin una alternativa que genere solución a la crisis
energética de los EEUU, salir del atolladero económico pareciera más bien un
acto de fe que una esperanza cierta. Cada movimiento de los candidatos es
seguido de cerca por los mercados, que inevitablemente reaccionan casi de
manera inmediata a sus declaraciones, marcando los precios del petróleo a nivel
mundial.
Cuando
apenas resta un poco mas de dos meses para la esperada elección, la actividad
diplomática del gobierno de Obama en busca de un consenso entre los principales
países consumidores que le permita liberar las reservas estratégicas de los
EEUU y Europa, está dominando la escena. La estrategia que persigue el
presidente Obama es contener el avance del precio de la gasolina, lo que podría
erosionar su candidatura en caso de alcanzar los 4 dólares por galón. Sin
embargo, según el periodista Matthew Hulbert de la revista Forbes, para obtener
un impacto significativo sobre los precios, se necesitarían liberar al menos 60
millones de barriles, lo que representa el 8,25% de las reservas estratégicas
de los EEUU, lo cual mas allá del impacto inmediato que esto representaría, pareciera
no contar con el margen de tiempo necesario para estabilizar los mercados y capitalizar
en tan solo dos meses esta acción en votos.
La Directora
de la Agencia Internacional de la Energía, la Sra. Maria Van Der Hoeven, ha
declarado que no ve razones suficientes para esta acción por considerar que el
mercado se encuentra plenamente abastecido, aunque los precios continúen
subiendo de manera peligrosa para las aspiraciones de Obama, que inclusive esta
misma semana ha conseguido el apoyo del Grupo de los 7, al solicitar a los
países productores el incremento de su producción (es decir a la OPEP). Sin
embargo, esto resulta más bien retórica porque sobre los hechos concretos, la
capacidad ociosa de producción se encuentra actualmente reducida a su mínima
expresión con una Arabia Saudita produciendo 10 millones de barriles al día.
Esto representa la mayor cantidad de petróleo producida por este país en los
últimos 30 años y en vez de estar contribuyendo al descenso de los precios,
esta originando el efecto contrario, debido a que la reducción de la capacidad
ociosa imposibilitaría a los países productores reponer los 3,8 millones de
barriles que se perderían ante un eventual ataque a Irán, lo que genera
incertidumbre en los mercados.
Pareciera
que la administración de los EEUU se encuentra atrapado en una de sus mayores
contradicciones, al tiempo que mientras lucha por disminuir los precios del
petróleo, sus acciones contra Irán y Siria, están incrementando la prima
geopolítica sobre el petróleo, lo que está contribuyendo mas al financiamiento de
Irán por la vía de los precios de lo que pierden por la vía de la disminución
de su producción por efecto de las sanciones.
Por su parte
el candidato republicano Mitt Romney ha anunciado su plan energético que
contempla la independencia absoluta de las importaciones petroleras del Medio
Oriente y Venezuela, basado en el desarrollo de la tan polémica producción de
gas y petróleo de esquisto. Sin embargo, la postura pro-sionista que ha
mostrado Romney en la campaña esta obrando en sentido contrario a su plan,
debido que para calmar los mercados tras cada una de sus declaraciones, resulta
cada vez mas necesario recurrir al Petróleo saudita. Esto efecto se ha
manifestado en lo que va del año con un incremento del 20% de las importaciones
de petróleo a los EEUU provenientes del régimen wahabita, absolutamente todo lo
contrario a lo que él pregona.
Es evidente la
coincidencia de fondo en la política de ambos candidatos para el Medio Oriente,
con algunos matices más radicales por parte del candidato Republicano, que en
el fondo están contribuyendo a alimentar la actividad especulativa de los
mercados, disparando los precios y poniendo en riesgo su propia economía, lo
cual coyunturalmente podría estar favoreciendo a Romney pero no termina de
resolver el problema estructural de los EEUU.
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