Es oficial
la posición de la MUD
de eliminar el “subsidio” a la gasolina, posición manifestada oficialmente en
el documento Petróleo para el Progreso, y que ha sido rebatida desde las filas
revolucionarias argumentando que un incremento en el precio de este combustible
desataría un caos nacional que derivaría en un segundo Caracazo. Este argumento
no deja de ser válido, sin embargo no ataca el asunto de fondo y cae en la
trampa de repetir el errado termino del “subsidio” que lleva consigo una carga
agresora que debe ser desmontada con argumentos técnicos y que además eviten
caer en el campo de la especulación.
El
planteamiento de la oposición, en términos técnicos, es completamente errado
porque parte de una
premisa falsa al pretender segmentar la cadena de valor del petróleo en una
empresa verticalmente integrada como PDVSA, la cual únicamente no refina sino
que extiende sus actividades desde la exploración hasta la distribución de
combustibles al detal. Adicionalmente se suma el hecho de ser una empresa
estatal, lo que le confiere la ventaja de disponer del petróleo a precio de
costo, brindándole la posibilidad de distribuir los beneficios derivados de la
actividad de producción a otros negocios menos favorecidos desde el punto de
vista económico, como es el caso de la refinación. Visto desde la óptica
exclusiva de un refinador que debe acudir al mercado a procurar su materia
prima al precio que este le imponga, le resulta imperioso vender su producción a
un nivel de precios que superen sus costos de procesamiento incluyendo el petróleo
que refina, lo cual no es el caso de PDVSA. Analizado esto desde la óptica legal,
Venezuela cuenta con una legislación que le reserva al estado el
monopolio en la explotación de sus recursos petroleros, por lo cual resulta
completamente valido realizar este balance de cuentas entre sus negocios
intermedios, lo que en otros países como los Estados Unidos, constituiría un
hecho de competencia desleal o dumping.
Adicionalmente
a esto, el planteamiento de la oposición, por ser reduccionista, supone además unas
pérdidas, lo cual también resulta incorrecto puesto que ignora las enormes
ganancias obtenidas por la política soberana de rescate de la renta petrolera emprendida
por este gobierno y que han significado ingresos de aproximadamente 385 mil millones
de dólares por sobre lo que se hubiese obtenido en la PDVSA de la
IV República.
Ahora si lo
analizamos desde el punto de vista político, su planteamiento guarda completa
coherencia con su visión neoliberal que considera únicamente los beneficios económicos
obtenidos de la actividad productiva y desecha cualquier otro tipo de
beneficios como los beneficios sociales en educación, salud, vivienda, ó los derivados
del financiamiento al desarrollo y diversificación de la economía proveniente de
la renta petrolera. Esto pone en evidencia una vez mas las visiones
contrapuestas de ambos proyectos, uno socialista que aboga por la justa distribución
de la riqueza petrolera y el desarrollo económico y social de la nación de
manera soberana e independiente, y otro neoliberal que genera dependencia y que favorece
la acumulación de capital generando exclusión
y miseria.
Por estas razones resulta técnica y políticamente incorrecto
hablar de “subsidio” a la gasolina y debemos procurar eliminar de nuestro léxico
esta palabra para evitar apoyar inconscientemente el discurso de la oposición.
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