domingo, 25 de septiembre de 2005

Comprendiendo Petroamérica

Como en cualquier negocio del planeta existen dos visiones antagónicas: la visión del comprador que siempre persigue un descuento en la venta y la visión del vendedor que persigue condiciones favorables en sus economías. El negocio energético no esta exento de esto, con el ingrediente adicional que la energía representa el principal insumo para la producción industrial de bienes y servicios, significando uno de los costos más elevados para cualquier industria, lo que la convierte en protagonista del escenario económico mundial.

Estos dos intereses enfrentados se encuentran representados por los países industrializados del lado de los consumidores y por el lado de los productores, por los países agrupados en la OPEP, quienes controlan el 45% de la producción mundial de crudo y por los llamados países no-OPEP, quienes controlan el restante 55% de la producción y entre los que destacan principalmente Noruega, Rusia y México. Evidentemente existen marcadas diferencias económicas entre ambos bloques, el primero desarrollado y muy rico lo que lo hace muy poderoso y el segundo conformado en su mayoría por países pobres y en vías desarrollo.

Este último grupo, del cual Venezuela forma parte, basa todo el financiamiento para su desarrollo en los recursos provenientes de los hidrocarburos que son productos naturales no renovables y agotables, lo que quiere decir que es deber de los gobiernos de turno invertir los recursos provenientes de su explotación en el desarrollo económico y social de la nación para que las generaciones futuras puedan ver recompensado el sacrificio de ceder su derecho sobre esas riquezas para que sean administradas por las generaciones presentes.

Por el lado de los grandes consumidores que no poseen reservas de hidrocarburos suficientes, la situación es radicalmente opuesta. Existe la necesidad de mantener el acostumbrado nivel de vida de su población como única garantía de sustento del sistema político-económico imperante en esos países, que basan sus economías de escala en los altos niveles de consumo de bienes y servicios por parte de su población. Es por esto que la energía necesaria para producir cada uno de estos bienes y servicios es esencial para su equilibrio y el solo hecho de no poseerla significaría una tragedia que pondría en peligro la estabilidad política de esas potencias, lo que significa que para ellos el tema de la energía representa un asunto de seguridad de estado que los impulsa a necesariamente asegurarse el suministro de estos recursos a cualquier precio y en cualquier lugar del mundo donde estén presentes, hecho que explica la recientes invasiones a Irak y Afganistán y los demostrados apoyos a los dos fracasados golpes de estado en Venezuela de parte del principal consumidor de energía del mundo, los Estados Unidos de América.

Obviamente nos encontramos ante un escenario político y es eso lo que deben comprender todos los venezolanos y en particular todos aquellos que formen parte de la industria de hidrocarburos de Venezuela. El éxito de la industria de la energía significa entonces nuestro desarrollo y por lo tanto el fracaso significaría, el hambre y la pobreza de nuestros pueblos, por lo tanto siendo Venezuela el principal productor de crudo de América, la estrategia energética de la nación debe girar en torno a la búsqueda de alternativas de suministro menos costosas para los países de Latinoamérica y el Caribe lo que le otorgaría poder político a Venezuela para impulsar la integración de la región. Sin embargo haciendo un análisis del mercado pretendido nos encontramos con que esta estrategia afectaría directamente a las grandes compañías multinacionales del petróleo o lo que es lo mismo a los intereses Norteamericanos, lo que los privaría del capital que ellos utilizan para compensar su desbalance comercial con Europa y China, y que eventualmente dejarían de percibir para ser usado en el financiamiento del desarrollo de la América Latina.

Como ya lo han declarado algunos halcones de la Casa Blanca, ellos harán cualquier cosa para impedir que un país o bloque regional pueda algún día presentarse como un rival para los Estados Unidos, por lo que con toda seguridad orientaran todos los esfuerzos y recursos que sean necesarios para impedir que ocurra la integración , motivo por el cual el uso de acuerdos de cooperación energética como PETROCARIBE, PETROSUR Y PETROANDINA (PETROAMÉRICA) es políticamente la vía que conduce a la libertad definitiva de nuestros pueblos por tanto nos convertiría en una región poderosa y respetable en el panorama mundial.