miércoles, 29 de noviembre de 2006

Consecuencias para Venezuela de una guerra contra Irán

Las declaraciones ofrecidas por Nawaf Obai el día 29 de Noviembre de 2006 a la prensa internacional revela claramente la posibilidad de que los Sauditas influyan en una caída de los precios del crudo para debilitar a Irán al igual que lo hizo EEUU en el pasado para derribar el bloque soviético.

Se trata de uno de los asesores en materia de seguridad de la Monarquía Saudita quién anunció que una de las posibilidades que su gobierno considera en los actuales momentos para debilitar el apoyo, que según él ofrece Irán a las milicias Chiítas en Irak, sería inundar los mercados de crudo o disminuir los precios en la mitad, lo que resulta prácticamente equivalente.

Esta posición confirma la alineación existente entre la Monarquía Saudita y el gobierno Norteamericano, lo que causa inquietud sobre la repercusión que una caída de los precios podría tener sobre la estabilidad de la economía venezolana.

Días atrás, el ministro de energía de Arabia Saudita el Señor Al-Naimi, anuncio los planes de su gobierno de construir un oleoducto hacia los puertos del Mar Rojo con la intención de exportar desde la región occidental de país 6 millones de barriles de petróleo en una primera fase, que se llevaría a cabo en un lapso de 18 meses. Así, para mediados del año 2008 los Sauditas estarían en capacidad de exportar dos terceras partes de su producción sin tener que atravesar el Estrecho de Hormuz.

Indudablemente estamos en presencia de una estrategia de parte de la Monarquía Saudita para disminuir el riesgo que representa para ellos un conflicto armado entre los EEUU e Irán. Para nadie es un secreto el carácter estratégico que representa el estrecho de Hormuz, no sólo para la región, sino también para el mundo entero y en especial para los EEUU quienes importan gran cantidad del crudo que consumen de la región del Golfo Pérsico.

Las recientes hostilidades de parte de los gobiernos de los EEUU e Israel han convertido las instalaciones petroleras de Golfo Pérsico y en especial el paso a través del estrecho de Hormuz en objetivos militares. Una agresión en contra del país persa significaría la estrangulación inmediata del suministro de más del 50% de las exportaciones mundiales de crudo al convertir en un campo de batalla la región petrolera más rica del planeta.

Ya en el pasado se demostró la capacidad del gobierno Norteamericano para influir sobre los precios del petróleo cuando el presidente Ronald Reagan anunció que pondría de rodillas a la OPEP y lo logró. La caída del precio del crudo a 10$/bbl cumplió para aquel momento el doble propósito de debilitar la influencia de la organización sobre los mercados petroleros y provocar el derrumbe del bloque soviético.

Una caída similar de los precios del petróleo en los actuales momentos significaría un grave golpe para la economía venezolana que en los últimos años ha basado su crecimiento en el incremento de los precios de crudo. Esto lo sabe el gobierno de los EEUU quien a partir del 2003 ha venido tomando acciones para disminuir la dependencia energética de Venezuela al incrementar sus reservar estratégica y apoyar el desarrollo de las arenas petrolíferas del Canadá entre otras acciones de carácter técnico, sin tomar en cuenta las presiones de tipo diplomáticas y políticas que sabemos que están en capacidad de ejercer y que quedaron demostradas en las recientes elecciones para el Consejo de Seguridad de la ONU.

Hace muchos años que los EEUU y Arabia Saudita pactaron a favor de los intereses económicos del imperio y de la seguridad de la Monarquía Saudita, que ve amenazada su estabilidad por el amplio sentimiento anti-americano de los pueblos nacionalistas de la región que perciben a los gobiernos de los EEUU e Israel como sus principales enemigos, por lo que cualquier acción que atente contra la seguridad de Irán significa en estos momentos una amenaza indirecta contra el gobierno de Venezuela.

En momentos en que arrecia una campaña mediática de parte del imperio contra el país persa acusándolos de enriquecer uranio con fines bélicos, razón que carece de cualquier fundamento técnico y que se asemeja a la acción emprendida en contra de Irak meses antes de su ilegal invasión, se hace más importante la solidaridad que el gobierno del presidente Chávez pueda brindarle a su homologo Ahmadineyad dado que una agresión contra Irán significa en la actualidad una agresión contra Venezuela.

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